Mi nombre es Rosa y viví por veinte años con un hombre que constantemente me insulta. Cuando llegamos a Nueva York desde México, trabajaba de doce a diecisiete horas diarias para poder pagar el alquiler y las cuentas. El casi nunca trabajó golpeándome a mí de que no podía ya que alguien tenía que cuidar a los niños. En septiembre del 2008, él me fracturó la mandíbula, la cual ya había sido operada en México por una lesión de la cual él mismo había sido responsable ocho años antes. Cuando fui al hospital me dijeron que mi mandíbula no podía ser operada porque aún no había sanado de la operación anterior.
Desde ahí, me fui a un refugio para personas sin casa. Fue muy difícil. No pude llevar conmigo a mis cinco hijos, solo a los menores que tenían 6 y 14 años de edad. Mis hijos fueron asignados a un abogado el cual me refirió a [company_short]. Desde el momento de mi llegada, [company_short] me asignó a un grupo y a una trabajadora social que me dieron mucho apoyo. En febrero, recibí mi permiso de trabajo y completé una solicitud para Social Security. Poco después, empecé mi trabajo limpiando hoteles.
Estoy contenta porque el [company_short] me ayudó bastante y me di cuenta que sí es posible superarse dejando la violencia doméstica atrás. Ojalá, como Promotora en el programa Adelante Mujer, pueda convencer a otras mujeres maltratadas de que busquen ayuda. Yo les aconsejo que tengan fe y confianza porque como mujeres ellas pueden seguir adelante. Me pongo a mí misma como ejemplo; fui abusada por veinte años y pude salir adelante. Siempre hay ayuda disponible siempre y cuando tú la quieras. Si tú crees en Dios y tienes fe, todo es posible en esta vida, sólo la muerte no tiene solución.